
Nunca imagine entrar
A tal átomo ávido,
Deponente de mi pena
espectador de tal
Tortura y responsable
De miles iniquidades.
Aunque presentí
Que seria parte innata
De mi, Fracción vital
De mi índole genuino.
Cuya simiente desdichada
Es maldita entre los vivos,
Mundo que acoge, hurgando
Con disimulo el interior,
Mundo que llega a conocerte
Tal y como el pez
Conoce su océano.
Es creación propia,
Es universo que asesina,
Es abominación inherente,
Es un mundo que lastima.
Camina , camina
Por sus sendas
Pérfidas, indagando
sin sombra, esquinas
Silenciosas, Lugares
De sumo terror.
Ya no se sabe
Cuando es día
Ya la noche no se reconoce
Solo inmensa oscuridad
Perceptible desde
el eje propio.
Mira sin ojos
Tu mundo correspondiente
y procura sin fuerzas
Partir, mientras que
Siendo pieza endeble
De su anatomía ,
Sufres sin medida
La desdicha del existir.
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