
En una noche sin nubes
Salí de la casa ¡Que dichosa
Ventura! encontrar la carta.
La envió hace siglos,
Él, que pasó sus años viviendo
En el alma. De mi vida
Infiltrada en el deseo de su
Carne, mi carne, sacó el
Salón del coco, el coco
De la mata en la colina del
Monte.
Una década desde que pasó,
Me moví al muelle
¡Oh la casa amada!
El hogar de sus ojos,
Es mi ventana, la que
Enfoca el mar, ella se abrió
Con la brisa y la satisfacción de
Verle reír. Como ríe el niño,
Mi niño. Vino, siendo carne de
Fruta, coco con agua de mar,
El mar que esta en el muelle.
No esta perdido dentro
De si, ni con las tijeras del tiempo
Ni con la navaja de la distancia,
Es su carta arrugada y mojada,
Soy yo, camarada.
Y la devoción con la que soy
Marginada por el ala, por el
Chinche, por humano y
estoy con él y soy ella,
Las flores de la carta.
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